miércoles, 1 de marzo de 2006

Aventura a Chilpancingo

Singing in the rain, o como convive R con una Vento. La idea que dio origen a este suceso surgió una tarde de domingo en Cuernavaca después de un frugal refrigerio digno de monjes franciscano, más austeros que nosotros. (Sobró como media paella.) En el desempance alguien preguntó así como de casualidad: “¿Conocen el camino a Chilpancingo?” Sí, el de la sierra el que pasa por Tlapa, Chilapa y Tixtla? Comentó que es muy bonito el paisaje; que la carretera ofrece un reto interesante. Alguien mas dijo que hace mucho que no salimos, que ya chole de Taxco, Valle y las grutas yá… etc. etc. A todo esto alguien más puso cara de “los veo pocos y mal armados” y así, después de voltear a verlo y mordernos los labios, pusimos fecha para ir a comer un pozole a Chilpancingo.

Mira nos vamos el jueves, comemos en Chilpancingo en la tarde, nos vamos por la federal a Aca y regresamos el sábado, después de un pescado a la talla. Parecía un buen plan; pero no habíamos tomado en cuenta a Tláloc, a las carreteras mexicanas y a las máquinas chinas.” O sea, el hombre propone y Buda - La mezcla de motos y sus tripulantes no podí¬a ser más diversa. Cada uno tiene una filosofía de viaje muy, pero muy diferente; así que convivir no fue fácil. Para darles una idea del reto, les describo las diferentes almas que nos acompañamos:

Rank tiene como medio de transporte un diván: Es rojo, grande, tiene dos ruedas, grandes maletas (y muchas) y era descrita en su factura como K1100 LT. El sostiene la tesis de que se debe disfrutar tranquilamente y cómodamente” y plasmar en la cámara cada paisaje interesante; que tiene la obligación moral de investigar cada brecha que se le atraviese y de tomarse un descanso, cada vez que el cuerpo se lo pide. Carga con una hamaca y puede dormir en ella solo o acompañado, bajo cualquier clima y en cualquier lugar donde haya dos árboles a una distancia razonable. Eso quiere decir que un día completo puede resultar de peinar 150km ó menos. Usualmente se mueve a una velocidad actualmente definida como Rank 1.0 y que tiene como única desventaja que a esa velocidad se le suben las hormigas a la moto. Eso lo compensa con una innata habilidad para resolver cualquier problema mecánico con cola loca ó un alambre; la posibilidad de relacionarse con cualquier gente en cualquier lugar del mundo y conseguir con un presupuesto espartano alojamiento y comida de buena calidad.

Pei Poch es un catalán indomable, ex-corredor de trial en su tierra y ahora endurero consuetudinario y muy competitivo. Traía una 1150 Adventure, por lo que pasaba literalmente volando sobre topes baches y terracerías, para sentarse a descansar y esperar al resto del grupo. Sus maletas salieron volando frente a el en dos ocasiones y la reparación fue digamos lo mínimo sencilla, pero poco elegante. Los abollones estarán ahí hasta que las maletas sean sustituidas. Me atrevo a pensar que la única razón por la que llegamos juntos al destino final fue que lo asaltó el temor a perderse: No podía creer que eso por lo que circulábamos fuera una carretera digna de figurar en el mapa. Además traía una fuerte infección que lo mantenía con alta temperatura, a pesar de pastillas, chochos y demás remedios, administrados por el resto del grupo y por los diferentes farmacéuticos a lo largo del camino.” O sea, traía un coctel molotov en la panza. Fieles el uno a la otra R y el que esto escribe también nos afanamos, tratando de mantener el paso de Pey Poch, aun a riesgo de perdernos nosotros mismos en algún tope o bache del cual nunca pudiéramos escapar sin escalas, winches o grúas. Mis maletas se mantuvieron en su lugar, no sé si por la diferencia en velocidad con la que sorteábamos los obstáculos Pey Poch y yo; por la innata habilidad de R; por que el sistema de sujeción antiguo es mas eficiente, ó por pura suerte.

El último integrante era una Vento. Sí, como lo oyen, una moto China, leyeron bien. No japonesa, China con 250cc y hecha de fina lámina China calibre 12, con resistente plástico, seguramente reciclado de envase Chino. Chicotes de fuerte alambre Chino. Desde luego, tornillos Chinos y cuidadosamente armada, con fuertes remaches de durable aluminio Chino. En resumen, una Chinadera en toda la extensión de la palabra, solo que para sabotear su asiática intención de irse a un barranco o desarmarse a medio camino, a bordo venia un intrépido e indomable tripulante armado de inagotables reservas de Gafer Tape, paciencia, alambritos recogidos a la vera del camino, cualquier cantidad de Tie Raps y la decisión de llegar al destino y hacer el regreso a bordo de la moto y sin empujarla, pasara lo que pasara.

Al final no fue el último en llegar, solo el mas cansado. El diván llegó minutos mas tarde, navegando parsimoniosamente por los ríos de lodo en que se convirtieron esos caminos para llegar a Chilpancingo.

La ruta: Podemos decir que la autopista a Toluca, comparada con un Auto Bahn en Alemania queda mejor parada que la parte final de esta ruta, aun comparada con una brecha de Saigón o Dakkar. Eso sería en una fresca mañana de primavera, pero en medio de una tormenta de 6 horas, donde 3 de ellas nos la pasamos esperando al diván y a la china cómodamente sentados en una piedra por la que escurría el agua, la cosa empeora. Para colmo, la muy traicionera ruta actuó de mala fe; nos hizo pensar que todo sería un lindo paseo.

Salimos de Cuernavaca rumbo a Cuautla e Izúcar. Éste es un camino bastante insulso y, salvo el pesado tráfico de Cuautla, lo único digno de recordar es el Cañón de Lobos. Desayunamos con un clima perfecto en Izucar: Tlacoyos y jugo fresco de coca cola, eso si del día, recién exprimido y agua para Nescafé que estaba tibia. Me temo que no supimos escoger el mejor lugar, desventajas de llegar antes que Rank y su certera intuición, pero el paisaje era bonito y la gente amable. Ahí empieza una gran carretera, creo que es parte del trazo original de la “panamericana”, la salida a Oaxaca por Huajuapan. Delante nos encontramos con la inocente desviación a la derecha. No sé que mal hado nos llevó a tomar ese destino -debimos seguir de frente. Total, “¿qué le pide un mole negro a un Pozole verde?

Esa noche acabamos todos helados y empapados en un lugar que estaba a punto de ser convertido en discoteca, mediante el procedimiento de arrinconar las mesas y poner unas bocinas monstruosas a todo volumen. Tengo un recuerdo que no logro explicarme, cuando entramos al restaurante-antro no me ha quedado claro porque, si estábamos helados y hambrientos, si estábamos tan cansados que caminábamos como carritos chocones de feria “¿porqué teníamos una sonrisa tan grande en la boca? Sospecho que el diván, la china, R y la Adventure tienen algo que ver.

La única dádiva con la que nos favorecieron los dioses es que la calidad de la comida y los mezcales es la misma en Oaxaca y en Guerrero, lo cual no es una ventaja menor, pues ayuda a soportar hasta las quebradita.

Perdón por la digresión, como les decía, el camino hacia Tlapa era perfecto, cuando de repente empezó a llover. Solo era una ligera llovizna con un cielo abierto y soleado, así que no nos detuvimos a poner impermeables. Craso error. Nunca dejó de llover, hasta que dejamos las motos aparcadas en el hotel. Antes de media hora habíamos corregido el error, pero nos secamos hasta salir de la regadera esa noche. El agua arreciaba cada vez más, y nada nos hubiera mantenido secos. En algunos trechos era muy lodosa, con mucho barro y no se podían ver los hoyos, aunque los topes se podían adivinar, por un cambio en la dirección de la corriente. Para cruzar los pueblos era necesario adivinar por que lado de los camiones íbamos a encontrar menos maltratado el piso, y atrevernos a pasar junto a ellos que peleaban la carretera palmo a palmo y haciendo un oleaje....

Cuando empezamos a subir la sierra le pueden agregar un poco de frío a la ecuación. La compensación que teníamos era el paisaje. Lo podíamos apreciar cada vez que nos deteníamos a esperar al diván ó tratar de reparar alguna nueva avería de la moto china. Es un paisaje extraordinario, en especial una parte que cruza por lo alto de dos valles contiguos, donde el primer escalón está como a 300m a ambos lados de la carretera, con nubes moviéndose abajo y una belleza que duele. Adelante te topas una tentadora desviación a Olinalá y, seguramente, la próxima vez podremos hacerla, ya que no olvidaré revisar el pronóstico del tiempo.

En fin, hermoso viaje, pero no para mediados de agosto. Probablemente en un día claro y sin chinas en 10kms a la redonda se pueda llegar tranquilamente hasta Chilpancingo a buscar hotel y cenar temprano. Nosotros hicimos 13 horas y las sufrimos intensamente. Tan intensamente que la próxima vez que se me antoje un pozole, recuérdenme que en la Tixtleñita, frente al Sam’s de Cuernavaca es excelente, aunque por otro lado eso del mole negro suena bien “¿y si nos vamos a Puerto Escondido por Tlaxiaco y Putla? Saliendo temprano y desayunando rápido en Huajuapan, podemos llegar con luz hasta..."

Eduardo Espinosa

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Si el clima no te permite usar equipo de protección no te permite salir en moto.

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