La clave en la salida de Zaragoza es estar atento a ese temible tramo en que el pavimento parece hacerse olas del mar y amenaza con aventarlo a uno bajo un camión, o sobre el tren del metro. Mejor pasarse al carril de la extrema derecha. Salvo eso, esa salida es ya bastante decente.
Normalmente nos lleva a la desviación hasta la federal a Puebla, pero por una vez tomamos la de cuota, y fue buena elección. La verdad que con poco tráfico y a buen ritmo es bonita carretera. Luego el segundo piso que permite sobrevolar Puebla, hace las cosas más livianas. Más adelante, la zona con más curvas hacia Córdoba tiene ya mejor superficie y termina por ser un tramo realmente bonito.
Pernoctamos en un motelito en Córdoba para salir por la mañana hacia Villahermosa. Muchas rectas, como para casi todo el resto del viaje, pero sin mucho sol ni demasiado calor, la zona ya al sur tiene bonitos paisajes de los plantíos de caña de azucar, y mucho más. Verdor generalizado en el estado con más agua del país.
El City Express Junior de Villahermosa es cómodo, como suelen serlo, y razonable de precio. Es de notar que tienen lavadora y secadora, autoservicio por $70. Pasamos un rato descansando y por la mañana visitamos el renovado museo de antropología, con una excelente colección y especialmente la museografía, actualizada: Concibe a las distintas culturas de la zona como un proceso largo totalmente interrelacionado, a la manera de Wallerstein. Excelentes videos, texto y presentación, toda en homenaje a Carlos Pellicer, su poesía y trabajo de rescate. Visitamos la zona centro un poco, para luego salir hacia Ciudad del Carmen.
Más largo el trayecto de lo pensado, pero con unas vistas verdaderamente espectaculares de los pantanos de Centla. Casi todo en carreteras de muy buena calidad, salvo un tramo angosto de pueblos. Fenomenales vistas, pero llegamos ya algo cansados al siguiente City junto al aeropuerto.
Pasamos unos días visitando la zona y con la cena baile de fin de año que teníamos reservada, muy campechano el asunto, hasta que empezó a soplar el viento por un norte que nos empapó en el camino a Paraiso, Tabasco. Ya próximos a la costa y con una pausa en la lluvia se podía reconocer que es una zona de paseos para la gente de Villahermosa, con super bonitas vistas de los grandes ríos y pantanales, así como profusión de antros y restaurantes.
El hotelito ahí no tan buena elección. Lo importante fue que estábamos empapados, así que cambiamos la ruta que estaba planeada para ir por la costa, por un destino extraño: Minatitlán.
Atención con el altísimo puente cuando hay viento: Me tomó desprevenido, porque ahí sí que es esencial el contravolanteo, decidido e inmediato, cada vez que cambia la ráfaga de viento. Un reto superar el puente con un norte a todo galope.
Sorprendentemente, aparte de bonito y económico el hotel Best Western, el río es agradable y todo el lugar, pueblo de tianguis y comercio, muy a nuestro gusto en realidad. Visitamos tiendas de ropa y seguimos hacia Boca del Río, donde pasamos la tarde y por la mañana tuvimos vistas de la playa en el malecón.
Para cerrar, paramos en Xalapa, destino favorito para nosotros, donde la pasamos bien en otro City Express y paseando por el centro. La ruta de regreso fue lo mejor en cuanto a moto, con la federal hasta Perote, una delicia para comenzar y luego la federal de San Martin a la Ciudad, para rematar.
2300KM en un paseo muy agradable, con la admiración y amables comentarios en distintas paradas de quienes se acercaban para platicar y preguntarnos sobre el viaje, la moto y felicitarnos por el espíritu aventurero.
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